Una pareja argentina que apostó al futuro y hoy lidera un emprendimiento en constante expansión.
Empezar desde cero nunca es fácil. Hacerlo en otro país, sin contactos, sin capital inicial y enfrentando los desafíos de emprender en tierra extranjera, puede parecer una misión imposible. Pero Ernesto y Jesica demostraron que, con visión, esfuerzo y una comunidad construida desde la confianza, los sueños pueden hacerse realidad.
«Nos fuimos de Argentina con lo puesto, sin recursos materiales, pero con algo mucho más poderoso: la convicción de que podíamos lograrlo y el apoyo incondicional de quienes confiaron en nosotros desde el primer día», recuerdan.
Los comienzos fueron humildes: apenas uno o dos envíos por semana, sin una red de clientes, sin experiencia previa en el nuevo mercado, pero con una determinación que no conocía límites. Esa actitud marcó la diferencia.
Hoy, su emprendimiento de productos importados no solo crece a paso firme, sino que también se consolida como un referente entre quienes valoran la calidad, la confianza y el compromiso. Con una comunidad que no para de expandirse, celebran cada logro como una nueva oportunidad para seguir avanzando.
«Ver todo lo que hemos construido nos emociona. Estamos viviendo lo que alguna vez fue solo un sueño, y lo hacemos con la misma pasión que el primer día», afirman.
La historia de Ernesto y Jesica es prueba viva de que, con trabajo, fe y perseverancia, todo es posible. Porque empezar desde cero no significa empezar sin nada… si se empieza con todo.