CONFESIONES

Con un sonido sólido, decidido y robusto, Mariano Kowal te invita a confesarte en su segundo álbum de estudio, Confesiones, un recorrido de 11 canciones que atraviesa géneros que van desde el pop indie acústico hasta el rock progresivo. 

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A diferencia de ‘Rosas de victoria, su primera publicación, que recopila canciones escritas durante la adolescencia del músico argentino, reflejando anhelos e inspiraciones de aquella época, ‘Confesiones’ es un viaje repleto de distintos y dispares caminos, característicos de la edad adulta: deseos, ira, tranquilidad, melancolía, desorientación, esperanza; reflejado en su sonido, por momentos acústico, por otros eléctrico. 

El álbum fue escrito, interpretado y producido por MK y masterizado por Dante Saulino. A continuación hacemos un breve recorrido del mismo:

Sin agua‘ se titulan los primeros 2 minutos instrumentales que abren el disco, una seguidilla de arpegios en diferentes tonalidades, que finalizan de un portazo, invitándonos imperativamente a acomodarnos y sentirnos ‘Como en casa‘. La segunda pieza del álbum es quizás la que mejor refleja la idea de los múltiples caminos: a veces mayor, a veces menor; de la violencia a la calma; del sonido distorsionado al limpio. 

«No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, dado que el mañana puede no llegar nunca» es la idea que inspiró ‘El mañana nunca llega‘, una canción de escasa letra, con un trabajo excepcional que hace que la música hable por sí sola. Aparecen más contrastes: versos con armonías menores, arreglos de cuerdas como de atmósfera densa y misteriosa, que desemboca en un puente resplandeciente, acompañado de un flamante solo de saxo, interpretado por Fran Vera. El dejo blusero del final de la canción no casualmente nos conduce a ‘Encerrados’, el hit del disco, el cual, influenciado por la era ‘Tango’ de García/Aznar y el mítico ‘Prófugos’ de Soda Stereo, nos da la oportunidad de apagar las luces de la mente y poner los parlantes al máximo. Oscuro, pero enérgico, es el sonido que amalgama el espíritu de este track: derribar las paredes invisibles del “deber ser” que nos encierran y condicionan nuestra forma de actuar.

Y si ya la cosa estaba un poco dark, ‘Ansiedad oculta’ cava más profundo aún. Largos pasajes instrumentales y progresiones armónicas recuerdan a la época psicodélica de Pink Floyd y a las piezas épicas de Muse, respectivamente, otras de las grandes inspiraciones que hacen al trabajo discográfico de Mariano Kowal. 

Pero después de la tormenta, sale el sol, -dicen algunos-; y con ‘Todo irá bien’, de sonido acústico y melancólico, recibimos, por primera vez en este camino, una palmada en la espalda para aquellos que sufren y no pueden hablar de ello. 

Despierta’, corre a un lado la melancolía, aunque continúa con una estética acústica, liderada por acordes abiertos y un sutil sonido de xilofón que, con el desarrollo de la canción, va ganando ritmo, pero sin perder la calidez e intimidad de los primeros compases. Una vez más, la letra no abunda e incluso carece de estribillo. Un final abrupto deja entrever los primeros acordes de ‘Quasar’, tal vez la canción más atípica de todo el material de Mariano. Místicamente, presenta una armonía y ritmo casi desesperante, simulando ser una fuente de energía avasallante que hace honor al fenómeno astronómico de su título.

Llegamos a ‘Noviembre’, el primer single de Confesiones, publicado hace casi un año en el abundan armonías coloridas y letras de amor que rozan casi el fanatismo por la otra persona. 

El disco empieza a abrazar el final con ‘Esperarte’ que amaga ser la balada del mismo. Y es que la narrativa contenida en esta, se subyace en la eterna fantasía de dos personas y la posibilidad de terminar juntas en un futuro muy, muy lejano, aunque ambas sepan que eso no sucederá, quizás… 

Confesiones, cierra con ‘Guerra’, un ambiciosa cuasi-rapsodia de casi 8 minutos que, con una estructura para nada convencional y repleta de modulaciones, se compone de 5 partes:

1. Declaración (0:00 – 1:08): orquestalmente arreglada para ser interpretada como la preparación a la batalla. Inspirada en la temática de Game of Thrones, es el minuto previo a la declaración de la guerra donde los combatientes están cara a cara.

2. Guerra externa (1:09 – 3:37): inicia la primera batalla en la que los oponentes son uno -como individuo- contra el mundo -un tercero-. Desde una postura superior al resto, el individuo le escupe la culpa de todos los males al tercero que no puede ver/entender la realidad. «Siempre es el otro quien está errado«: este sentimiento de soberbia crece con cada estrofa, poniéndose cada vez más intenso llegando a un punto de saturación.

3. Guerra interna (3:38 – 5:21): luego de las quejas y de los gritos de la pelea de ‘uno contra el mundo’, estrepitosamente llegamos a una parte mucho más calma donde el individuo se pregunta a sí mismo si en realidad todo el mundo está mal o es él quien tiene esa visión errática. Es una parte de transición que implica un proceso de análisis interno donde los sintetizadores simulan ser el inconsciente del individuo trabajando. La lírica en esta parte es mucho más acotada que en la Guerra externa, dado que siempre es mucho más fácil señalar al otro y echarle la culpa que hacer introspección. 

4. Guerra de todos (5:22 – 6:56): luego del análisis de uno, el individuo llega a pensar que todos somos culpables de la guerra y que la única forma de generar el cambio es en conjunto, como un todo.

5. Inconclusión (6:57 – 7:42): si bien la guerra parecería llegar a su fin, buscar culpables es en vano. Sea quien sea el triunfador, nunca hay ganadores en la guerra, todos perdemos.

Mariano Kowal empezará a presentar el álbum en Buenos Aires durante el último trimestre del año. No te olvides de seguirlo en todas sus redes.

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